Marie Kondo de oficina: 10 consejos para ordenar tu escritorio y tus ideas.

Marie Kondo de oficina: 10 consejos para ordenar tu escritorio y tus ideas.

Acumular papeles es tan nocivo como postergar tareas. Tomar acción sobre el caos externo es clave para despejar la mente y ser más creativo.

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Marie Kondo tiene razón, por más que muchos no la tomen demasiado en serio. La popular especialista japonesa en orden ayuda en algo más que acomodar la ropa. “Como es adentro es afuera” es una de las llamadas Leyes de Correspondencia del budismo. ¿Qué significa? Que todo lo que se siente, percibe o se vive en el mundo interior -aunque sea inconscientemente- se manifiesta de alguna forma en el exterior. De allí que el caos externo y el desorden permanente, tanto sea en lo personal o en el trabajo, dice mucho de uno.

Los estudios científicos que analizan los comportamientos humanos han establecido que el acumulamiento de cosas y el desorden están relacionados con diferentes clases de miedos. El miedo al cambio, a sentirse olvidado o dejado de lado, a la carencia y a ser poco considerado por los demás, simbolizan también una confusión interna, falta de foco en lo esencial, tendencia a la procrastinación (postergar las cosas) y a la imposibilidad de conducir las riendas de la propia vida. Un ejemplo práctico que posiblemente a todos nos ha pasado. El ropero suele estar completamente desordenado, y con muchísimos artículos que no usamos por meses o años. Un día tomamos la decisión de ordenarlo: empezamos a descartar lo que sabemos que no utilizaremos acomodamos a nuestro gusto, clasificamos según un criterio de practicidad y… ¡magia! Nos sentimos plenos de una energía imparable que nos lleva a seguir ordenando: las alacenas de la cocina, la biblioteca, etc...

El efecto nocivo de la energía acumulada

La energía que no canalizás o drenás convenientemente, se estanca. Al igual que el agua en una pecera, la vida necesita de oxígeno. Tomar acción sobre el desorden y el caos externo es una forma de hacerlo.

Cuando completás las acciones para reducir el caos externo, el resultado es que instantáneamente te sentís más libre, enfocado y disponible. ¿Cómo sucede? Fundamentalmente porque liberaste energía trabada dentro tuyo que quizás no eras consciente que tenías. Al remover esos espacios internos aparece mucha más capacidad “de almacenaje” para procesar nuevas experiencias.

Si bien algunas teorías del caos organizativo lo asocian con cierta capacidad creativa, no hay nada de malo en cierto desorden por momentos: el tema es cuando se vuelve patológico, recurrente y sostenido en el tiempo. En un lugar inconsciente estás resistiéndote a cambiar y evolucionar. Un ejemplo de ello son las personas que padecen de la patología psiquiátrica de acumulación compulsiva, hasta niveles asfixiantes. Al no poder manifestar externamente lo que sienten (angustia, decepción y frustración por lo que les pasa) literalmente “se lo comen” (en muchos casos también aumentan de peso o se abandonan físicamente hasta niveles alarmantes).

Acumular papeles y tareas significa falta de responsabilidad o de habilidad para gestionar los asuntos. Mantener objetos rotos o dañados por meses o años pensando en que los vas a reparar (y no lo hacés nunca), simboliza sueños y promesas rotas. No arreglar algo que te complica la vida, por ejemplo, una canilla que gotea, se entiende como que tenés problemas en dejar fluir la salud y la abundancia en general.

Si el desorden es en tu cuarto, inclusive en el placard, significa que dejás todo por la mitad y que la estabilidad es algo que te cuesta, aunque te quejás de que es lo que querrías. Si te resistís a ordenar tu agenda y acumulás papeles, comprobantes y boletas y no los pasás a otro sistema de archivo, significa energía estancada en asuntos menores que no te permiten progresar.

Si sos jefe o líder y le pedís a todo tu equipo reportes y rendiciones de cuenta, y pocas veces las revisás, es que tenés afán de control e, inconscientemente, de tenerlos a todos “a tu servicio” para satisfacer alguna necesidad interna no satisfecha.

10 claves prácticas para resolver el desorden

1 - Los objetos y lugares cargan energía. Todo lo que heredás, o el nuevo departamento y oficina que ocupás, está impregnado de la energía de quienes te antecedieron. Habrás percibido algunas veces esta carga que no coincide con la tuya. Limpiá las paredes o pintalas completamente.

2 - Desordená y ordená de inmediato. Cualquier cosa de orden que te lleve menos de un minuto, hacelo en el momento. Lo que te lleve hasta cinco, completalo dentro de una hora; y lo que te lleve hasta media hora, programalo para resolverlo dentro del mismo día.

3 - Mantené tu objetos personales al día. Al estilo japonés, clasificá la ropa por estaciones; y obsequiá a la caridad -o a quienes lo necesiten- aquellas prendas que ya hace más de un año que no utilizás.

4 - Limpiá y ordená tu escritorio. Clasificá los papeles en carpetas bien rotuladas; los tarjeteros y contactos digitales por orden alfabético. Establecé una sola forma de ingresar datos en tus sistemas de la computadora. Hacé una limpieza completa cada 6 meses. Lo mismo vale para el orden en tu computadora personal o servidores que compartas, y los mails que se acumulan sin procesar en tu bandeja de entrada.

5 - Leé sólo un libro por vez. Una pila de libros sin leer no te ayudará a terminar siquiera uno. Sincerate con aquellos textos que -¡sí, lo sabés!- jamás vas a leer: donalos o regalalos.

6 - Controlá tus impulsos de consumo. Antes de comprar, preguntate: ¿es verdaderamente imprescindible? ¿Lo necesito? ¿Lo quiero? Elegí con criterio, no por capricho.

7 - La compulsión a comprar cosas denota emocionalidad inestable. Un capítulo especial para los momentos de bajón y tristeza, que suelen “rellenarse” con salir a consumir cualquier cosa. Conocete profundamente y no intentes tapar lo que sentís comprando objetos.

8- Pedí ayuda profesional. Hay casos en que requerirás de un psicólogo, psiquiatra, consejero o coach para que te acompañe en el proceso de resolver el caos en el que vivís.

9- Mantené tus finanzas lo más al día posible. Te traerá tranquilidad mental y de espíritu. Si no podés estar meticulosamente en regla, al menos tené registradas todas tus entradas y salidas, y las deudas, separadas por rubros.

10 - Asumí las consecuencias. Vivir en forma desordenada te sume en mayor caos e incertidumbre, tristeza y hasta depresión. Hacete responsable de tu vida, corrigiendo a cada paso, hasta que el orden sea un hábito permanente.